Es sumamente curioso que decida
hablar sobre esto, pero hoy tras hacer el recorrido de todos los días rumbo a
mi trabajo sucedió algo distinto: tropecé, una piedra sobresalía por una vereda
sin pavimentar, solo por suerte no fui a
terminar de bruces en el piso. No obstante igual que Newton y la manzana que le
cae en la cabeza, la cual le dio la clave para formular su teoría sobre la
gravedad, me vinieron una serie de pensamientos y llegué a la no descabellada
idea o tal vez sí; de que todas las
personas y me incluyo, tenemos algo en común con las piedras.
Si tuviera que definir qué es una
piedra, me alejaría de su explicación más científica y me inclinaría por su
utilidad, al hacerlo así; nos daríamos cuenta que su uso ha ido evolucionando
como nosotros. Los primeros hombres le forjaron filo y la usaron en sus lanzas
y arcaicas navajas. Se construyeron caminos con ellas y se levantaron fuertes,
ciudades y grandes monumentos. David venció a Golead con un certero golpe de
una piedra en la cabeza y en la Edad Media principalmente, se lanzaron grandes piedras con catapultas para derribar
murallas y tomar por asalto castillos enemigos. Hay piedras preciosas que
desencadenaron la ambición en los hombres y hay otras que la única ambición que
despertaron fue la del viento y el agua que las esculpieron y volvieron arena o polvo. Pero ¿qué tiene que ver todo
esto con nosotros? Y la verdad es que no
mucho, sin embargo me quiero centrar solo en la mudez de una piedra, y en el
silencio estamos todos contenidos; porque hoy estamos experimentando una
sociedad que se niega a relacionarse con el otro y la gran mayoría de las
personas crea sus propias corazas o murallas para alejar a la gente y se
encierra en un mundo propio e individual. De alguna manera no queremos que nos
conozcan y ojo con esto; no digo que no
hablemos una palabra, no digo que no demos un saludo o incluso una corta
conversación… hacia donde estoy apuntando es a la disposición a entablar un
diálogo que es distinto a conversar y en
desmedro de esto, estamos pegados como moscas a una pantalla de celular o de
computadora, porque es más fácil enviarnos un mensaje de texto que mirarnos a
los ojos.
Queremos ser duros, queremos
vencer a todos y cada quien vela por sus propios intereses, estamos navegando
en una sociedad individualista, una sociedad que no tiene tiempo para nada más
que no sea para producir, donde lo que importa son los resultados, la
productividad y el dinero. Señores y señoras somos capitalistas y no tan
felices como quisiéramos; somos un montón de piedras que están levantando un
mundo donde de a poco nos olvidamos de la solidaridad, de los valores, donde
los ricos se hacen más ricos y donde nosotros no queremos que nos conozcan
porque tenemos miedo a que en el intento de conocernos nos rompan, porque de
alguna manera si nos conocen también sabrán nuestras debilidades y ante este
dilema; elegimos olvidar ese humanismo que tanto bien nos puede hacer y
caracterizarnos por la indiferencia.
Hoy no quiero ser esa piedra con la que me tropecé, como explique al principio de este texto, aunque
espero que mucha gente tropiece conmigo, dejaré atrás esa coraza de durezas que
me ancla al piso y romperé la piedra que soy para que nazca un pájaro, que al desnudarse como persona, quedará tan
liviano que podrá volar por todos los
cielos:
Soy un humilde
profesor que lleva en las manos la filosofía de la creatividad, me he mudado
hace poco a un departamento alejado de la bulla, tengo pocos muebles y un par
de pericos, los cuales todavía no me dan su confianza y los
entiendo, ya que son tan indefensos que su única forma de protección es
desconfiar y en ese punto no soy tan distinto a ellos… Algunos conocidos me han dicho que me ha ido bien y que he tenido suerte, pero la verdad es que yo no lo veo así; siento que tengo tanto que
hacer y tan poco tiempo. Como aspirante a escritor me siento un fracaso y
como estudioso de la literatura un envidioso por el triunfo de todos esos
escritores. Soy de dos amigos a los cuales quiero mucho, pero que por circunstancias
desfavorables casi ni nos vemos. Odio revisar
pruebas pero amo enseñar y físicamente hablando aspiro a ser el prototipo que
me vendieron desde pequeño, pero siendo realista tendré que conformarme con el
sobrenombre que me pusieron algunos estudiantes: “el profe fachon” (jajajaja, pudo ser peor).
En fin, soy una persona de convicciones, creatividad, manías y
secretos, me gusta ser un punto suspensivo y el enigma que encierran en ellos… muchas
gracias por leer todo esto y esperaré tu comentario.