sábado, 7 de mayo de 2016

La vida privada de las piedras

Es sumamente curioso que decida hablar sobre esto, pero hoy tras hacer el recorrido de todos los días rumbo a mi trabajo sucedió algo distinto: tropecé, una piedra sobresalía por una vereda sin pavimentar,  solo por suerte no fui a terminar de bruces en el piso. No obstante igual que Newton y la manzana que le cae en la cabeza, la cual le dio la clave para formular su teoría sobre la gravedad, me vinieron una serie de pensamientos y llegué a la no descabellada idea  o tal vez sí; de que todas las personas y me incluyo, tenemos algo en común con las piedras.
Si tuviera que definir qué es una piedra, me alejaría de su explicación más científica y me inclinaría por su utilidad, al hacerlo así; nos daríamos cuenta que su uso ha ido evolucionando como nosotros. Los primeros hombres le forjaron filo y la usaron en sus lanzas y arcaicas navajas. Se construyeron caminos con ellas y se levantaron fuertes, ciudades y grandes monumentos. David venció a Golead con un certero golpe de una piedra en la cabeza y  en la Edad Media principalmente, se lanzaron grandes piedras con catapultas para derribar murallas y tomar por asalto castillos enemigos. Hay piedras preciosas que desencadenaron la ambición en los hombres y hay otras que la única ambición que despertaron fue la del viento y el agua que las esculpieron y volvieron  arena o polvo. Pero ¿qué tiene que ver todo esto con nosotros?  Y la verdad es que no mucho, sin embargo me quiero centrar solo en la mudez de una piedra, y en el silencio estamos todos contenidos; porque hoy estamos experimentando una sociedad que se niega a relacionarse con el otro y la gran mayoría de las personas crea sus propias corazas o murallas para alejar a la gente y se encierra en un mundo propio e individual. De alguna manera no queremos que nos conozcan y ojo con esto;  no digo que no hablemos una palabra, no digo que no demos un saludo o incluso una corta conversación… hacia donde estoy apuntando es a la disposición a entablar un diálogo que es distinto a conversar  y en desmedro de esto, estamos pegados como moscas a una pantalla de celular o de computadora, porque es más fácil enviarnos un mensaje de texto que mirarnos a los ojos.
Queremos ser duros, queremos vencer a todos y cada quien vela por sus propios intereses, estamos navegando en una sociedad individualista, una sociedad que no tiene tiempo para nada más que no sea para producir, donde lo que importa son los resultados, la productividad y el dinero. Señores y señoras somos capitalistas y no tan felices como quisiéramos; somos un montón de piedras que están levantando un mundo donde de a poco nos olvidamos de la solidaridad, de los valores, donde los ricos se hacen más ricos y donde nosotros no queremos que nos conozcan porque tenemos miedo a que en el intento de conocernos nos rompan, porque de alguna manera si nos conocen también sabrán nuestras debilidades y ante este dilema; elegimos olvidar ese humanismo que tanto bien nos puede hacer y caracterizarnos por la indiferencia.
Hoy no quiero ser esa piedra con la que me tropecé, como explique al  principio de este texto, aunque espero que mucha gente tropiece conmigo, dejaré atrás esa coraza de durezas que me ancla al piso y romperé la piedra que soy para que nazca un pájaro,  que al desnudarse como persona, quedará tan liviano que podrá volar por todos los  cielos:
 Soy un humilde profesor que lleva en las manos la filosofía de la creatividad, me he mudado hace poco a un departamento alejado de la bulla, tengo pocos muebles y un par de pericos,  los cuales  todavía no me dan su confianza y los entiendo, ya que son tan indefensos que su única forma de protección es desconfiar y en ese punto no soy tan distinto a ellos… Algunos conocidos me han dicho que me ha ido bien y que he tenido suerte, pero la verdad es que yo no lo veo así; siento que tengo tanto que hacer y tan poco tiempo. Como aspirante a escritor me siento un fracaso y como estudioso de la literatura un envidioso por el triunfo de todos esos escritores. Soy de dos amigos a los cuales quiero mucho, pero que por circunstancias desfavorables casi ni nos vemos.  Odio revisar pruebas pero amo enseñar y físicamente hablando aspiro a ser el prototipo que me vendieron desde pequeño, pero siendo realista tendré que conformarme con el sobrenombre que me pusieron algunos estudiantes:  “el profe fachon” (jajajaja,  pudo ser peor). 
 En fin, soy una persona de convicciones, creatividad, manías y secretos, me gusta ser un punto suspensivo y el enigma que encierran en ellos… muchas gracias por leer todo esto y esperaré tu comentario.