jueves, 8 de septiembre de 2016

Invitación 4: "Cuestión de saludar"

  Hace un tiempo me comenzó a llamar la atención de forma bastante inquietante que en el condominio al que me había mudado hace unos meses, la gente no se saludara. Me resultó chocante, ya que yo solía saludar en el lugar en donde había vivido con anterioridad, en cambio aquí, varias veces me habían dejado con “el hola”… No obstante, y a pesar de que seguí con mi costumbre de saludar, me comencé a cuestionar y a sentir nervioso, puesto que me avergonzaba de sobre manera que la gente pasara como si nada ante mi saludo y que ni siquiera se molestaran en mirar. Así que ante ese escenario, y ante la incomodidad que me despertaba esa situación, dejé de saludar y me puse el desafío de esperar encontrarme con alguien que me saludara. Éstas fueron las conclusiones del reto anterior: Primero, debió pasar mucho tiempo hasta que alguien me saludó por su propia motivación. Segundo, si lo llevará a una cuestión de números de un universo del 100% de personas con las que me encontré,  el 1 o 2% saludó… Sinceramente no sé a qué se deba este fenómeno, pero a raíz de esto me surgieron las siguientes interrogantes: ¿será que la gente que habitaba este condominio era mal educada? ¿Era gente sin valores? ¿Será, en realidad, una cuestión cultural? ¿Seremos los chilenos personas tímidas o simplemente somos desconfiados? Me fui de ese lugar sin poder responder a ninguna de esas preguntas, pero la última semana que estuve en mi departamento, realicé un experimento social, puse un letrero con un hola en una de mis ventanas, la cual daba de frente a tres departamentos que estaban en el otro costado. El letrero era lo suficientemente claro para que se viera y la idea que había detrás de él era esperar a que  alguien devolvía ese hola.

   En resumen, pasó la semana; quité el letrero unas horas antes de irme del departamento y de la ciudad, nadie respondió. Ustedes ¿qué piensan sobre esto?