Me siento extranjero en mí.
Tan distinta, me parece la gente;
su forma de hablar, de mirar, de andar...
Ya no son las que conocí y recuerdo.
Me veo extranjero y en un sitio lejano.
El árbol que siempre me abrazó;
me parece un extraño.
Gigantes, han sido las distancias
y en el horizonte,
he perdido la mirada.
Soy un extraño, lo siento.
Las calles se me hacen frías
y el poeta perdido, ya no me habla.
La ventana por la que miraba,
se rompió.
Y tus besos de acero inoxidable,
se oxidaron en mi boca.
¿Soy extranjero?
¿Cambiaron la gente y mis recuerdos?
¿Somos acaso unos desconocidos?
Respuesta:
No.
Elijo ser un loco desvariando.