martes, 12 de abril de 2016

Recomendación literaria 4: "El coronel no tiene quien le escriba"


   Gabriel García Márquez fue la cara visible del boom latinoamericano, incluso sin desmerecer al resto de los integrantes del selecto grupo, fue el líder indiscutible.  Escritor, novelista, cuentista, guionista, editor y periodista colombiano; su calidad narrativa y su fértil y original producción literaria lo hicieron merecedor en 1982 del Premio Nobel de Literatura.
   Su obra maestra, la cual lo elevó a la cúspide del éxito, fue “Cien años de soledad” y con ella su nombre se inscribió en el pergamino eterno  del tiempo. Sin embargo, hoy como ya es habitual en mí, no será ésta la obra que recomendaré; por el contrario, rescataré del fructífero repertorio de este gran autor una pequeña novela, quizás pasada por alto u olvidada, pero a la que principalmente le guardo mucho aprecio dentro de mi biblioteca personal. Se titula: “El coronel no tiene quien le escriba”, ambientada en el ya famoso Macondo de García Márquez, nos describe un mundo opaco, pobre y vacío, un mundo donde para muchos puede verse la decadencia humana, no obstante, según mi humilde pero informada opinión, siempre he podido rescatar lo contrario, porque ¿qué sería la oscuridad sino existiera la luz? Esta preciosa novela te desafía a correr ese tupido velo de tinieblas y a rescatar lo que hay más allá.
  Una pareja de ancianos, la espera de una carta que no llega, la muerte de un hijo, un gallo como la propiedad más valiosa y el concepto de sobrevivir versus las adversidades son algunos de los hilos que tejen la acción de está conmovedora y maravillosa historia. Personajes que sufren, discuten, se enfadan el uno con el otro, pero que pese a todo siguen y seguirán juntos hasta siempre.  

  En resumen,  recomiendo este libro porque es una novela cargada de esperanza; para el que lo sabe buscar y encontrar. La recomiendo, porque El Coronel  es uno de esos personajes mágicos, es un viejo que te enseña a soñar y a vivir con la esperanza escrita en los ojos y en el alma. Un libro que vale la pena leer; tienen mi palabra de que no se arrepentirán.
  Nota: si te interesa leer “El coronel no tiene quien le escriba” pincha aquí. Además dejo el enlace a un par de cuentos que no lamentarás de leer:

viernes, 1 de abril de 2016

Invitación 2: "El libro viajero"

     
        Soy un convencido que todas las personas tenemos algo que decir, somos historias con patas; libros originales que de alguna manera esperamos ser leídos  o por el contrario puede que elijamos el hermetismo… Las páginas de nuestra vida se escribieron con seriedad, con la sazón de la simpatía y la honestidad, no obstante reemplazaría todo lo anterior con lo siguiente: “simplemente somos historias que provienen del  corazón”.
       Hace un par de años tuve la idea de desprenderme de uno de los libros al que más cariño le tenía dentro de mi biblioteca personal, todo con el fin de compartir una experiencia fresca y distinta. Me planteé el desafío de hacer una original y curiosa invitación; es así como nace y decido darle vida a la idea de un libro viajero, un libro cuya misión era pasar de mano en mano compartiendo una historia y dándole la posibilidad a un anónimo de leer una vida y de compartir si lo deseaba una carta para el próximo dueño del libro.
      El primer libro viajero lo dejé en una escuela harán 3 o 4 años atrás; lamentablemente le perdí el rastro, pero me gusta imaginar que sigue cumpliendo su misión y sigue conversando con distintas personas, nutriéndose y creciendo cada día que pasa en páginas. El segundo libro que se volvió viajero está próximo a cumplir un año y aunque suene curioso, por azar, ha regresado a mis manos momentáneamente y ha sido una sorpresa volver a verlo, principalmente porque tiene marcas de haber vivido lindas aventuras, de haber sido hojeado, leído, escrito, podría decir que he podido verlo envejecer (como se aprecia en la fotografía), me pregunto a veces si ese libro pudiera hablar ¿qué me diría? Probablemente que no se arrepiente de nada.

     Para terminar con está breve anécdota, te dejo la invitación de replicar esta idea y comenta aquí abajo tu apreciación sobre el libro viajero. Saludos  y como siempre digo: “hay que desempolvar aunque sea un poco el alma”.