
Las pocas veces que tengo la
posibilidad de sentarme unos momentos a pensar, porque aquí pareciese estar el
gran problema de todos. No hay o no tenemos tiempo
para pensar en nosotros y menos
en las personas que nos rodean, porque pareciera que la tarea de pensar es la
obligación de los filósofos, de los investigadores, de los científicos, de los
matemáticos, de los escritores o incluso de un loco que quiere complicarse un
poco más la existencia, pero qué ocurre con la gente común y corriente, así
como lo soy yo. Será que nos movemos en nuestro día a día en una continua repetición
de actividades que de a poco y sin ser conscientes de ello, nos van
automatizando, al punto que llegamos a encontrar la calle por la que caminamos
todos los días igual, y que mentira, vacío y vulgaridad hay en esa expresión:
<<es igual>>, porque nunca jamás nada permanece igual, esa calle se
renueva todos los días, uno se renueva todos los días, todo es distinto cada
día, el viento, el sol, los árboles, yo y mi estado de ánimo, los autos, la
gente que por allí transita, la humedad del suelo, los pensamientos que lleves
en la cabeza, el ritmo de los pasos, la energía con que das las pisadas, la
prisa que llevas, el cruzar la mirada con alguien que nunca has visto, todo es
distinto y si nunca lo has pensado es porque indudablemente has dejado, y esa
es tú responsabilidad, el piloto automático encendido… Vicente Huidobro, poeta
chileno dice: “el vigor verdadero reside en la cabeza” y sin lugar a dudas
habla desde la verdad.
Si sueles decir que el tiempo
vale oro, yo te pregunto: ¿entonces por qué no eres rico? ¿Cuánto tiempo te
tomas para meditar sobre tus acciones? Solemos trabajar o estudiar aproximadamente entre 6-8 horas,
dormimos 8 horas que es lo recomendable, en comer (considerando el desayuno,
almuerzo, tentempié a media tarde y cena), serán otras 4 horas más… si sumas
considerando las cifras más altas nos quedarían con suerte 4 horas del día
libres, a lo que yo pregunto: ¿cuánto tiempo dedicas a las personas que
quieres; a tu familia, a tus hijos, a tus padres, hermanos; cuánto dedicas para
pensar en ti, en lo que te pasa, en lo que sientes; cuánto dedicas para
conversar con alguien, para visitar a un amigo o para ser solidario; cuánto
dedicas para hacer las cosas que realmente te gustan? Si no podemos contestar o
si nunca te lo has preguntado, te invito a que lo hagas y por lo menos ser
consciente de ello es el primer paso para que tomemos las riendas de nuestros
días, para que inventemos una formula y
sintamos intensamente. La mía es escribir y la tuya ¿cuál es?
Para finalizar estas palabras,
diré que en algún momento nos daremos cuenta que lo realmente valioso en la
vida es el tiempo; cómo lo usemos será nuestro karma.