Camino y caminamos todos los días
por un mundo que avanza rápidamente. Somos sujetos que vivimos en una sociedad
que nos modela, que nos reclama; y en el momento en que nos detenemos y
pensamos (dentro de lo que el tiempo nos permite), no se nos ocurre nada que
decir. Parece gracioso que mientras estoy escribiendo estas líneas, fuera
de
esta habitación están ocurriendo tantas cosas, quizás cuántos habrán muerto,
cuántos habrán nacido, cuántos ríen o cuántos lloran… No lo sé y tampoco usted,
sin embargo, creo que tenemos la seguridad de que están pasando y por lo tanto
de que son reales o ¿será que no? Este tipo de paradoja será la tónica al
hablar sobre la realidad.
“La vida está formada por
sucesiones de difuntos”, dice Quevedo. Es así como sus palabras retratan su
tiempo y el nuestro. Nacemos para morir y a pesar de que todos lo sabemos,
seguimos trabajando, comiendo, durmiendo… en resumidas palabras dejamos que el
tiempo siga pasando, y es lo natural, así es la vida, me han dicho algunos
amigos. Pero qué hay detrás de esos deberes, de las reglas, las ideologías,
paradigmas o simplemente de las costumbres que hay que seguir o de lo que vemos
todos los días, y es aquí donde parece inevitable chocar de frente con la
palabra realidad y la pregunta que surge por antonomasia es: ¿qué es la realidad? Pareciera que todos tenemos algo que
decir acerca de ella y al final la única certeza que podemos defender son nuestras percepciones sobre lo que es real, porque al
final lo que ese hombre, esa mujer, el joven o aquel niño entienden por realidad hasta cierto grado es igualmente
válido. Pareciera que los segundos que ya se han ido o los que están pasando en
este mismo instante por más que los expliquemos siempre tendrán matices, por
eso siempre llegaremos a la idea que propone Platón en "El mito de la caverna" de
una realidad inconclusa e inacabada, una realidad en la que experimentamos algunos
salpiques que en apariencia parecen suficientes, porque al final por más
talentosos que seamos en contar, en describir, en fotografiar o en filmar esa
realidad, siempre parecerá que faltan cosas, ya que lo que estamos haciendo es
interpretar y mostrar a otros lo que nosotros entendemos como realidad y no la
realidad en su estado puro, porque es imposible.
Recuerdo una historia en
especial: Un grupo de mimos se reúne en una cancha de tenis a jugar un partido,
las raquetas y la pelota son imaginarios, pero el público –también de mimos-,
sigue el partido como si vieran la pelota y los golpes que le dan con la
raqueta. Por casualidad pasa un hombre joven por la calle y ve lo curioso del
partido; se acerca, mira al público y a los jugadores, y de a poco comienza a
meterse en el juego. En eso, uno de los tenistas da un saque demasiado fuerte y
la pelota cae fuera de la reja que cierra el perímetro de la cancha. La pelota
supuestamente cae cerca de donde se encontraba ubicado el hombre, los mimos le
indican que les tire la pelota de vuelta y el hombre, luego de dudar unos
segundos toma la supuesta pelota y se las tira de regreso. Entonces se retoma
el partido y todos incluido el hombre que se incorporó al final lo siguen con la mirada ¿puede llegar a ser eso una realidad?
Para ellos sí, ¿y para usted?
Me parece muy interesante sus publicaciones, mi profesor Guillermo Campos me dio esta pagina y realmente es bastante interesnate y ahi cosas que ni hubiera imaginado pensar¡ Sigan Asi, esperare el proximo Blog. :)
ResponderEliminarPues esta entrada es de su profesor Guillermo Campos. Saludos :)
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