Cosas que hablan:
¿Qué tan importante es la cosificación en la obra de Huidobro?
Uno, dos, tres… toco la pared. Uno, dos, tres… toco la pared; y el eco ed, ed, ed recorre cada rincón de
esta habitación (porque están en una habitación) de puertas y ventanas
cerradas, de intimidades, de soledad, de melancolía, de alegría ambigua, de
vidas inertes que recobran el sentido y despiertan de sueños profundos para
susurrar desde los rincones, para mirar
con ojos vidriosos, para asustarlos con gritos desesperados, para llorar
vuestras tristezas… sin embargo, esas puertas y ventanas también se abren al
exterior, la naturaleza experimenta el mismo polo que le sucedió a los objetos,
los ambientes son oscuros o caóticos, reflejando una progresión de adentro
hacia fuera.
Ahora es necesario dejar que el libro se presente; “Espejo de agua” es
como se titula. Fue escrito por el poeta chileno Vicente Huidobro, uno de los
escritores vanguardistas más importantes del siglo XX, fundador y uno de los
exponentes más relevantes del creacionismo; “inventa mundos nuevos y cuida las
palabras… el poeta es un pequeño Dios” (Huidobro, El espejo de agua,
1916). Este autor legó a la literatura
universal una obra que experimentó una evolución profunda. El libro en sus
páginas recopila nueve obras que conforman este poemario que se sitúa en un
momento de transición dentro de la creación literaria de Huidobro, ya que
mantiene elementos de su formación anterior, nutrida por el modernismo, pero se
acopla de un modo insipiente a las necesidades de una nueva poética.
¿Cómo penetrar un espejo que los
dejará empapados, que los bañará de pies a cabeza? ¿Es el espejo el portal a la
lluvia y arroyos interiores, reflejará el espejo la sensibilidad y los
pensamientos profundos de uno y de todos? Te reflejarás en el hablante lírico,
en su huida por ese espejo que lo llevó de la oscuridad de su alcoba a la
profundidad del orbe, como se evidencia en la siguiente cita: “mi espejo
corriente por las noches, se hace arroyo y se aleja de mi cuarto”. (Huidobro,
El espejo de agua, 1916), donde los recuerdos y la pérdida del amor lo
transforman en un ruiseñor que aletea
ebrio… Ya en el primer poema “Arte poética” se nos advierte con lo que
nos encontraremos posteriormente, el poema en sí mismo no representa lo que
sería el creacionismo, no obstante lo define sirviendo como una especie de
manifiesto. Describe qué es el creacionismo por medio de las metáforas,
explicando el poder que tienen las palabras y el poeta en el mundo de la
poesía. Huidobro rompe las reglas y no sigue una estructura, nos manifiesta
explícitamente que el verso es muy poderoso y complementa esa idea con lo que
dice en los versos siguientes, donde describe el poder básico de la poesía, la
noción creacionista del “poeta como un pequeño Dios” y la libertad para visitar
nuevos mundos, a continuación se insertan algunas citas que reflejan lo
anterior:
Que
el verso sea como una llave
Que
abra mil puertas,
(…)
Inventa mundos nuevos…
(…)
El poeta es un pequeño Dios.
Posterior a esta presentación envuelta
por la esencia de esta obra de Huidobro en la que se intentará explicar las
significaciones de las construcciones espaciales, definir qué elementos
conforman dichos espacios, y desvelar las oposiciones espaciales acontecidas al
interior del texto.
En el análisis de “Espejo de agua” se
puede advertir que el autor experimenta su primera aproximación al estilo
vanguardista, en donde desplaza el verso, borra los nexos discursivos y se
superponen las imágenes; siendo una característica del movimiento creacionista
“El poema creacionista se compone de imágenes creadas, de situaciones creadas,
de conceptos creados; no escatima ningún elemento de la poesía tradicional,
salvo que en él dichos elementos son íntegramente inventados, sin preocuparse en absoluto de la realidad ni de la veracidad anteriores al acto de realización”
(Huidobro Manifiesto, 1925), si bien Huidobro deja que la visualidad esté
presente en los poemas estos se van desarrollando a través de espacios y
lugares que se ven reflejados por ejemplo en el poema “El hombre triste”, en
donde el mundo que crea va formulando una imagen de los sentimientos cargados
con un aire de melancolía que recorre todo
el poema, que lejos de expresar los sentimientos de tristeza a través de las
metáforas o de la propia voz del sujeto lírico, visualiza un recorrido
vertiginoso a diversos espacios donde reina la imagen del dolor. La presencia
de sentimientos en los elementos que se describen cobra protagonismo, ya que
son los objetos y los espacios los que experimentan una personificación y una
humanización, como se muestra en el siguiente fragmento:
(…) En la alcoba,
Detrás de la ventana donde el jardín se muere,
Las hojas lloran.
En la chimenea languidece el mundo. (Huidobro, El espejo
de agua, 1916).
Por otro lado, se puede encontrar que
las imágenes que se representan hacen un recorrido descriptivo, mostrando todos
los espacios desde la visualidad y el colorido. El yo inicial se diluye en la
medida que el relato avanza, cediendo su lugar a los espacios y a las cosas.
También se encuentran relaciones desiguales como se presentan a continuación:
(…) La madre que murió sin decir nada
Trabajaba en mi garganta. (Huidobro, El espejo de agua,
1916).
Junto con lo anterior es importante
identificar múltiples frases que comienzan con preposiciones y que marcan un
rumbo, una dirección, por ejemplo: “En la alcoba, en la chimenea, en el jardín,
etc.).
Así mismo, los poemas de Huidobro
presentan un cuerpo breve, de cuatro a diez estrofas, con versos que son
alterados constantemente y en donde encontramos palabras que tienen un alto
componente simbólico, como es el caso de las puertas, de las ventanas y de los
espejos; que representa la conexión entre el interior y el exterior, también
permiten que se expanda la tristeza hacia el horizonte o que el mundo penetre
en la intimidad. La presencia del agua (La lluvia, arroyos, el mar…) hace
alusión al llanto y a la temática del dolor. Además encontramos en los
cimientos del poema elementos que se oponen, por ejemplo: la vida-la muerte,
adentro-afuera, etc.
“En hombre alegre” los espacios se
representan por la alegría, pero tienen elementos contradictorios; la felicidad
es ambigua, y la idea de malestar y de caos florece en el poema como un capullo
en primavera. También se detecta la presencia de binomios tales como: arriba
(sol, el vuelo de los pájaros) que serán elementos positivos – abajo (sus ojos
llenos del polvo de todos los caminos) que serán elementos negativos. Además
encontramos los opuestos: termino-comienzo (término de la tristeza), tal como
se grafica en el siguiente ejemplo:
No lloverá más
Pero algunas lágrimas
Brillan aún en tus cabellos.
(…) Y las angustias se desvanecen (…) (Huidobro, El
espejo de agua, 1916).
En el caso de los poemas: “Nocturno” y “Nocturno
II”, se detecta el predominio de un aire de misterio, se aprecian complejidades de las
proyecciones existenciales (la soledad, la angustia, la muerte), la noche hace
aflorar los tormentos íntimos del hombre, su mirada se centra en la naturaleza
nocturna exterior, la que vuelve a personificarse a través del dolor y el
sufrimiento, como se evidencia en los siguientes fragmentos:
(…) El miedo se esparce por el aire
Y el viento llora en el estanque.
En “Nocturno”; la suma de
algunas palabras del paisaje (la hoja solitaria), permiten prever lo que
aparecerá al terminar el poema; la visión de la muerte que se concretiza al
final (en la casa alguien ha muerto). Lo espacial regresa al interior bruscamente
tiñendo al poema con incógnitas y un tono pesimista.
En “Nocturno II” el espacio es
más cerrado, todo acontece en la intimidad, la cual se intensifica con el
espacio del cuarto impenetrable y oscuro, como se evidencia en el siguiente
fragmento:
(…) La pieza desierta;
Cerrada está la puerta;
Se siente irse la luz (…)
Al igual que en los otros
poemas se encuentran oposiciones entre luz - oscuridad, adentro - afuera, las
que representan en estos momentos la casa y la alcoba, las que como ya se ha
dicho anteriormente crean una atmósfera todavía más cerrada y privada. Son las tinieblas las que desencadenan el
conflicto del poema, pues los espectros emergen y los muebles adquieren una
personificación, cobrando vida:
(…) Las sombras salen de debajo de los muebles,
Y allá lejos los objetos perdidos
Se ríen.
En este poema el hablante
lírico, se siente perdido y pide ayuda, es el único caso donde expresa lo que
siente de manera clara, mediante su propia voz, pero nadie responde a su
llamado, dando cuenta de la soledad y de la incomunicación en la que vive:
(…) Estoy perdido.
Un grito lleno de angustia;
Nadie ha perdido.
En los dos últimos dos poemas
“Año nuevo” y “Alguien iba a nacer” se encuentran algunos elementos que nos
permiten establecer semejanzas en cuanto a su temática, se detecta la idea de
renacer, evidenciándose los opuestos: termino-comienzo, sin embargo la gran
diferencia entre ambos sería el predominio de la esperanza en el último, pero
es una esperanza sujeta a la llegada de alguien, en cambio en “Año nuevo” se
formula la determinación para dejar atrás lo viejo, para desechar aquello que
ya se vivió y que ahora es parte el pasado. De alguna manera en ambos poemas en
uno de forma tácita y en el otro de manifiesto queda la situación de esperar algo
del futuro:
1. Frag. de "Alguien iba a nacer":
(…) Un alma quiere nacer.
Sin embargo vendrá,
Alguien la espera.
2. Frag. de "Año nuevo":
(…) Arrojaron su carne como un abrigo viejo.
(…) Detrás de la sala
Un viejo ha rodado al vacío.
En
fin, luego del análisis de algunos de los poemas que conforman este libro, se
hace necesario bosquejar la pregunta: ¿qué función desempañan los objetos y los
espacios? Al meditar, se hace imprescindible llegar a la conclusión de que son las cosas inanimadas las que
revisten de humanidad estos poemas, solo por medio de ellas descubrimos los sentimientos del hombre y sus profundos
conflictos. Por otro lado, la
participación de la naturaleza cumple una función semejante a la anterior, ya
que el paisaje absorbe igual que los objetos la carga sentimental de los poemas.
También es preciso detenerse en algunas palabras que se repiten con frecuencia como es el caso
del agua, las hojas y las puertas, las que presentan significados negativos
para el hablante lírico, reinando en ellos la melancolía, la soledad, la
desesperación y la muerte… así el libro se cierra, se suelta de estas manos
torpes y regresa a esa biblioteca improvisada a invernar hasta que llegué el
tiempo, su tiempo para dejarse manosear y leer una vez más.
Referencias:
Hidalgo-Gato,
M.P. (s.f.). Escritores.org. Obtenido
de
http://escritores.org/recursos-para-escritores/colaboraciones/3942-las-puertas-mal-cerradas-análisis-de-las-construcciones-espaciales-en-cuatro.poemas-de-vicente-huidobro.
Huidobro,
V. (1916). El espejo de agua.
Santiago: Ocholibros.
Huidobro,
V. (1925). Manifiestos. París: Revue Mondiale.
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