lunes, 15 de febrero de 2016

Recomendación literaria 3: "El perseguidor"

   
   Julio Cortázar; cuentista, novelista, traductor, un intelectual argentino y uno de los grandes representantes del Boom de la literatura hispanoamericana. Lo fascinante de Cortázar es que a través de su escritura logra generar un cuestionamiento de cómo usted y yo entendemos la realidad y lo que es real.
   Sin dudas su obra maestra es “Rayuela”, no obstante “El perseguidor” es considerado por muchos críticos y hasta por el mismo Cortázar como una pequeña “Rayuela”, y por ende una pequeña obra maestra como yo también la considero. El perseguidor tiene su magia en la soltura e intimidad que se logra en la narración, la cual se sumerge en los inquietantes y misteriosos matices de lo cotidiano. Es un cuento largo o novela corta que podría clasificarse como el ejemplo concreto de un reflejo en un espejo y  de la ambigüedad que puede generarse en las percepciones de la realidad.  
   La historia se centra en la vida del personaje de Johnny, un talentoso saxofonista, llamativo y excéntrico, un antihéroe cuya identidad es la mezcla precisa entre los excesos banales y unos diálogos motivados por una locura digna de un genio. A través de recuerdos, su música o las drogas explorará el tiempo y esa realidad que se le escapa todos los días; su problema es que descubre que está metido en un mundo que no puede aceptar, por eso lo cuestiona, lo pone en crisis y niega lo que la gran mayoría admite. La narración a pesar de estar centrada en la cotidianidad del talentoso músico logra objetivizar los hechos y las descripciones, ya que es Bruno, un crítico de jazz, el cual también escribe la autobiografía de Johnny, el encargado de contarnos la vida de éste. Será a través de sus ojos y del diálogo como se irá descubriendo el huracán de emociones, incertidumbres, reflexiones y situaciones que encierra el protagonista de la obra. Bruno lo sigue, lo ayuda, lo visita, lo aconseja e incluso le encuentra algo de razón en las locuras… perfectamente podrían ser un Sancho Panza y un Don Quijote sin armaduras ni espadas.
   En resumen, un relato sincero y brillante, cuyo gran atributo podría estar en la aparente simpleza de su historia. Me quito el sombrero como siempre  ante uno de mis escritores favoritos y termino con unas palabras para ustedes: “síganlo. No los va a defraudar”.
   Nota: si te interesa leer “El perseguidor” pincha aquí. Además dejo el enlace a
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